Una temporada que termina en el peor escenario posible, que estuvo cerca de cerrarse con un 5, y en donde analizaremos uno por uno qué le dieron y qué les faltó para que el Celeste se quede en la A. La reseña que no queríamos hacer sobre todos los estamentos competitivos (jugadores y cuerpo técnico), pero que le debemos al lector santacruceño. Una aclaración; NADIE BRINDÓ MENOS DE LO QUE PODÍA POR DESDÉN O MALA INTENCIÓN. El grupo humano fue en líneas generales muy bueno, aclimatados al ambiente familiar y buen trato hispanista, y aquí sólo se consideran las prestaciones en el terreno.
Saglietti: 8.50. Un Capitán en toda la regla de la palabra. Humilde, sensato, guía positivo, su estado físico es asombroso para la edad que carga cronológicamente. Hizo todo lo que pudo, y además, jugó muy bien, defendiendo, reboteando y asistiendo como en sus mejores años en la competición. Con la llegada de Hiriart, se transformó en goleador e inclusive, subió promedios en triples, su punto flojo. Maestro jugando el pick and roll, estuvo siempre y yendo al frente. Tras dos partidos galácticos en Santa Fe, para ponerse 2-0, en los tres restantes Unión ajustó clavijas, lo maniató y el Celeste lo sintió. Su nobleza es ejemplo para todos los chicos que quieran jugar a este deporte. Sería un sueño renovarlo, pero suponemos, será carne de Argentino o Platense, en donde ya dejó buenos pasos anteriores. Cuerda para rato en A, por lo menos dos años, tiene. 11.6 puntos, 3.9 rebotes y 3.4 asistencias de promedio para 33 minutos en cancha.

Reyes: 7.50. El base mendocino esla sorpresa positiva de la Liga y un jugador que va a quedar siempre en el corazón de la gente sureña, por entrega, ganas, piernas, profundidad y sacrificio. Instituto lo prestó (ojalá volviera a hacerlo a una franquicia celeste patagónica) porque tiene saturada la posición y porque por físico, sólo por físico, está en el límite de ser una ficha de A o de Liga Argentina. Con una sonrisa por bandera, dejó hasta la última gota de sudor, aún luchando con algunas limitaciones como por ejemplo su tiro exterior, a veces confiable a veces no. En el recuerdo quedará un triple desde la estratósfera para ganar en Obras, la jugada de la temporada. 5.4 puntos, 2.0 rebotes y 2.8 asistencias, aunque quizás tanto ‘’huevo’’ sobre el parquet no se vea reflejado en fríos números.

Moss: 7. Un show, por donde se lo mire. Con serias faltas de concentración y actitudes payasescas, sí, claro, que pueden poner de malhumor a cualquiera. Ahora bien, noble, de darlo todo, de ser buena gente, de ir al frente, y de llenar los ojos al espectáculo. Rindió, eso es innegable, los números y las jugadas están ahí, y antes de él, Hispano se arrastraba perdiendo por 30 contra cualquiera. En el debe y el haber, te da mucho más de lo que te quita. Se llevó pésimo con Hiriart, su opuesto en el básquet y en la vida. En Liga Argentina sería devastador para los rivales. 17 puntos, 8 rebotes y 3 asistencias vestido de Celeste, y sí, momentos épicos que jamás se podrán olvidar de un jugador tan espectacular, como despistado. A cancha abierta, tremendo; con espacios, brutal. Le cuesta el tiro de tres puntos.

Gatti: 7. ¿El técnico del año que viene? Manejo humano al completo, respeto a la parcialidad hispanista, al tanto de todos los detalles y desactivando las bombas de las discusiones internas. Hombre de la casa, conoce cada pasillo. Y los jugadores, en todas partes, lo quieren. Mención aparte para Castelazzi y Pellicates, de Junín, vinieron con Huarte; serios, trabajadores, buena gente, involucrados.
Hiriart: 6. Todo un tema el rosarino. Vino a tratar de levantar a un enfermo que parecía terminal, y lo llenó de vidas y expectativas, que al final no cumplió. Con un carácter complicado, complejo, difícil, hizo competir a un equipo que no daba la talla, que no armó, y con el cual estuvo claramente disconforme. Resultados en Serie Regular logró, aunque el mayor no, salir del Play out, que era bien difícil. La Serie con Unión, estuvo cerca, con mucho mérito ganando dos afuera, pero tampoco la confirmó. De básquet sabe muchísimo en el papel, en la planilla, en el video y en lo teórico pero transpira por cada poro que jamás jugó un partido en su vida ni tocó una pelota por los porotos. Es alarmante la falta de manejo de grupo humano que tiene, o el poco entendimiento con un americano como Moss, al cual necesitaba y con el que se vivió peleando. Desde la prensa rosarina pontifican que es un entrenador que sólo se merece estar en la A, caso David Ferrara en BásquetRosario, pero Hiriart ya descendió dos veces, mechado con dos súper 4 ganados en Liga Argentina. Un buen baño de humildad y de relaciones humanas, lo ayudarían porque quizás tácticamente sea de los 10 mejores de Argentina. Queda en el tintero la discusión con la platea, que paga su abono anual, a los gritos con la frase ‘’no están acá por mí’’. Hiriart, si usted fuese tanto más que lo que agarró, hubiese estado en los Lakers, y no, sin club. HIZO BIEN SU TRABAJO, ESO ESTÁ CLARO, PERO PARA LAS DOS COSAS QUE LO TRAJERON, AUNQUE SEA POR DETALLES, NO LAS LOGRÓ.
Peralta: 6. Uno de los que puede renovar. Alto, con buena mano, buen juego de espaldas y tirador, hasta llega de trailer con gol. Jugó poco, quizás menos de lo merecido. Elemento para analizar porque puede ser una ficha de Liga Argentina de valía. 6.4 puntos y 3. 3 rebotes. Rendidor. Y además, si charlás de básquet con él, entiende todo.
Fernández: 6. La A LE DEJÓ UN MENSAJE POR DOS VECES, EN FORMA DE DESCENSOS, CON QUILMES E HISPANO. Debe recalibrar su carrera, y quizás, jugar su pleno a un proyecto deportivo en liga Argentina para ascender. Dueño de unas piernas asombrosas, excelente tirador, puede elegir ser el conductor de Hispano en la búsqueda de volver o padecer temporadas en A jugando en candidatos a bajar, de él depende. Al Celeste no lo decepcionó. 8 puntos, 2.1 rebotes y 1.8 asistencias en 20 minutos promedio.
Simmons: 5.50. Dio tanto pero tanto en ataque, que se volvió fundamental para ganar partidos. Pero en defensa el reprobado es inmenso, hasta dejar detalles de pasividad imperdonables en liga. Un Oso luchador, en ataque. Dicen que a lo último, se le hizo larga la temporada y no le entraban balas anímicas. 16 puntos y 8 rebotes de media, muchos en ataque, para su segunda temporada en Gallegos.
Ducasse: 5. El uruguayo es un tipo noble, buena gente, buena leche. Dejó destellos, sólo ráfagas, detalles, del jugador que es y que puede llegar a ser. Su versión con Huarte fue 7 puntos, y con Hiriart, 3. Habría que preguntarse por qué. Con todas las condiciones, se irá del club sin que hayamos visto ni de cerca su mejor versión. Largo, dinámico, con posibilidades de tirar a pie firme. Se apagó, mucho, al final.
Martín Gómez: 4.50. Un joven excelente persona, trotamundos del básquet, que vino como tirador y la metía poco. Eso ya lo dice todo. Su corte era cantado, lamentablemente.
Cequeira: 4. Una de las escenas más tristes del año fue verlo bicicletear, bicicletear y bicicletear a un costado de la cancha peleándolo a una contractura traicionera. Junior pasó más tiempo en la bici y en el kinesiólogo que en cancha, y eso ya dice todo sobre su temporada. Su físico, el cual le jugó tantas buenas pasadas a lo largo de una carrera BRILLANTE, lo traicionó sobre el final. Ya no está para la exigencia de elite, eso es claro, y aún así dejo destellos brillantes de asistencias. Después, hizo todo, humanamente, hasta motivando a los extranjeros, para no descender. Serio y seco, pero tirando semillitas de positividad siempre. Un error estratégico haberlo juntado, sin ser tirador puro ninguno de los dos, tanto tiempo con Saglietti en cancha. Pagó carísimo el parate anterior a venir al Sur, y aún con dolor, desgarros y dedos quebrados, dio la cara.
Mariani: 4. Arrancó para comerse a todos los chicos crudos. Después se fue apagando hasta dejar una versión deformada de sí mismo, y yéndose en silencio a jugar, Torneo Federal en su casa. Uno de los grandes errores de planificación, porque cuando se le cerró el aro, no aportó por ningún lado. Para enmarcar sus primeras diez fechas, donde sí fue el goleador que se necesitaba.
Huarte: 4. Reconocido por todos como un excelente ser humano y profesional, tuvo su ‘’annus horribilis’’ justo acá, en el Sur. Vino con un montón de ilusiones y proyectos, a involucrarse en la diaria del club. Tristemente, no le salió nada de todo lo bueno que había plasmado en su zona de confort, Junín. Fue uno de los pocos que miró a la cantera, y de a poco, fue tirando a cancha a Zuri. Les dio bola a los pibes, pero se lo llevó puesto un fixture horrible y la poca prestancia de extranjeros como Brown, Wilson, Everton y en definitiva, jugadores de su riñón como Cequeira y Mariani. Todo en un contexto, aclaremos, de billetera de monotributista en un concierto en el Colón. Un paso en falso del que seguramente se recuperará.
Everton: 4. El brasilero de 2.04 y 109 kilos, es un obrero barato, fuerte y positivo para el grupo, que luego de Hispano, encontró su lugar en el mundo en la Liga Argentina jugando para Independiente de Santiago del Estero. Es jugador de segunda división, por costos y fundamentos, y porque a cuatro metros no mira el aro. La pregunta es por qué estuvo tanto tiempo en un plantel de A, y la respuesta, es el bajo presupuesto hispanista.
Jugaron pocos partidos
Smith: 8. Se rompió cuando la estaba rompiendo. Entiende todo.
Fuller: 6. Lo rompió Iván Basualdo en el segundo punto en Santa Fe. Ahí se terminó la Serie. Goleador en Uruguay, era la pieza que encajaba para ganar.
Soulés: 6. Demostró que puede ser ficha de Liga Argentina.
Zuriel: 6. Hace cuatro años viene luchando por lo que puede lograr el año que viene, minutos.
WARE: 1. Huyó del barco, todavía esperamos las razones.
DIRIGENCIA Y GENTE
La Directiva luchó, sin pagarle un peso al determinante y parcial periodismo porteño especializado, otro año más, con un presupuesto austero, cumplidor y haciendo los cambios que mejoraban al equipo y que las lesiones no permitieron consolidar. Muchas horas humanas metidas a un proyecto difícil que es hacer Liga desde el Sur, ingrato, sin reconocimiento más que alguna alegría deportiva o social.
El Estado provincial y municipal, estuvieron poniendo el hombro, a una medida justa, sin hacer locuras, como hacen otras provincias y municipios, que desembolsan fortunas.
El Rocha y sus trabajadores, a la altura.
La gente, conmovedora. La misma gente que tiene que seguir acompañando, en la mala, mucho más.