Marina, madre de la niña implicada en el presunto homicidio de su abuela, dialogó con El Caletense, y relató cómo fue el día posterior a la muerte de la abuela. Admitió que no tiene la tenencia por un problema judicial de 2014 que se resolvió y «no fui condenada», además, expuso que desde las oficinas de niñez y entidades judiciales la maltrataron, agregando que el día después de la muerte llevó a su hija porque «estaba toda lesionada».
En el marco de la entrevista, expresó que el último momento que vio a su hija fue en Defensoría, oficina ubicada sobre la avenida Eva Perón. Allí la habría llevado ella, porque la niña presentaría lesiones en su rostro y cuello; luego de pasar por la comisaría cercana a su casa y por la Comisaría de la Mujer. En ambos sitios, dijo, «no me quisieron atender, solo nos tomaron los datos, y me enviaron a la oficina donde hay psicólogas y demás (Defensoría)».
Según su relato, allí habían atendido las lesiones de la niña, y la habrían hecho pasar a hablar con una psicóloga. En este punto, remarcó que «No me dejaron pasar con ella, que es menor. Yo estuve golpeando la puerta todo el tiempo. Quería saber cómo estaba. Cuando me abrieron me dijeron que me retire, que no hacía falta que me quedara, y me cerraron la puerta en la cara». Agregó que tal vez su hija puede suponer que la abandonó allí, «pero eso no es cierto. Me corrieron y vi como la subían a un patrullero. Ella no me vio y yo le había dicho que se iba a ir con mamá».
Hasta ese momento, aseguró, «yo no sabía todo lo que había pasado» con la abuela de la nena. Subrayó que su hija estaba lastimada y que eso fue lo que la motivó a llevarla a intentar radicar una exposición policial las oficinas judiciales correspondientes. Pero también aseguró que la anciana la habría sometido a violencia durante mucho tiempo. «Ella estaba cansada de tanta violencia. Yo no puedo creer que una abuela sea así con su nieta», dijo, y agregó que «mi hija no tiene nudillos, porque la abuela le tiraba los dedos para atrás».
Según la madre, su hija habría sido sometida a violencia desde que perdió la custodia y fue entregada a su padre. «Ella pasaba más horas con la familia de él que con él», indicó. Apuntó contra la abuela, y también contra las tías de la nena. Y enfatizó que ella le contaba lo que le pasaba, pero «me pedía que no diga nada porque sino no iba a poder verme nunca más», debido, según su versión, a que no contaba con la tenencia y que las visitas periódicas serían por un arreglo con el padre de la nena. Dijo que temía que si su ex pareja se enojaba, podía decidir no permitir más contactos.
Desde hace días, dice Marina, «no me dicen nada. No me informan nada. Me dejan a fuera de todo. No sé ni cómo durmió, ni cómo está», en relación a su hija.
Esa noche
Cuando ocurrió la muerte de la abuela, según Marina, su hija le envió un mensaje y la habría llamado por teléfono. Señaló que era ya la madrugada y que no escuchó los intentos de comunicación. Por eso, «ella se vino solita hasta mi casa. Golpeaba la puerta. No atendía porque eran las 3 de la mañana, hasta que pregunté quién era y me respondió que era ella. Le abrí y lo único que hizo fue abrazarme llorando. Decía que había cometido lo que se decía. Yo no entendía. No sabía», desarrolló.
Luego sumó otro dato: «tenía desde el ojo derecho hasta su hombro, marcado con las uñas. Estaba muy mal, destruida. Dijo que estaba cansada, que no daba más. No quería separarse de mí, no quería que hagamos nada. A las 10 de la mañana tomé la decisión de ir a hacer una exposición».
Además, describió que su hija no la soltaba. «Me agarraba, me pedía por favor. No sabía qué hacer. Estaba en shock. Tenía miedo de perderla. No tengo la tenencia, yo para la Justicia parece que no tengo derecho a nada. Algo había que hacer porque no podía tenerla en mi casa, esconderla. No sabía bien lo que estaba pasando».
Y continuó indicando que fueron a la Comisaría Segunda, «planteé la situación diciendo que mi hija llegó lesionada a mi domicilio. No me quisieron tomar nada porque la nena era menor y tenía que ir a la Comisaría de la Mujer. Fuimos con mi hija pero no me quisieron atender. Me tomaron los datos y me dijeron que tenía que ir a la oficina por avenida Eva Perón (Defensoría), que tiene equipos de psicólogos que iban a poder ayudar y todo eso».
Perdió la tenencia
Finalmente contó que cuando la nena tenía 5 años, ella tuvo un problema judicial. Explicó que fue en 2014, y que el juicio se desarrolló en 2016. «No me condenaron de nada. Sin embargo, desde entonces perdió la tenencia de todos sus hijos. Dijo que la anterior autoridad de aplicación de la Ley de Defensa de Niños, Niñas y Adolescentes, «tomó malas decisiones» y que desde entonces la oficina «nunca hizo un seguimiento de cómo vivía mi hija».
Sobre las visitas de la niña a su domicilio contó que comenzaron por «acuerdo con el papá, porque la Justicia no me permite nada» cuando la nena tenía 7 u 8 años. Que se habían vuelto más frecuentes en los últimos tiempos, y que el papá «2 o 3 veces al mes me la traía. Los fines de semana cuando no iba a la escuela compartíamos como madre e hija, me la traía a pasar el día y a la noche la pasaba a buscar».