Un dolor inconmensurable, un pedido de Justicia

Por Mariano Tagliotti

Esa noche estuvo hasta las 3:45 con algunos amigos, que hoy se sientan con Primicias Santa Cruz siendo un remolino de emociones; bronca, dolor, impotencia, incredulidad, pesar. NO LE GUSTABA MANEJAR, DE HECHO NO MANEJABA CASI NUNCA. ‘’Todos tenemos una historia de que había que llevarlo a algún lugar’’, y ‘’por eso nos resulta increíble de que esa noche manejara ese Gacel que lo tuvo tres años parado’’. COKITO, fanático de Ford y con 30 años recién cumplidos, esa noche había recibido a su novia que llegó de San Julián, una piba que además de tres costillas rotas se llevó a su ciudad un trauma de por vida. Se fumó el último Marlboro Box de su vida, sin saberlo ni presentirlo, para que la imprudencia asesina de José Vera, a bordo de un auto oficial que hacía las veces del sheriff del oeste, le arrebató la vida en una esquina céntrica y puso en pie de pedido de justicia a una ciudad. NO SE PUEDE CREER, PUDO SER CUALQUIERA, son las frases que resuenan más seguido en la conversación. Hay amigos, estrujados, que sólo pueden decir alguna frase corta y tomar aire porque se le llenan los ojos de lágrimas. Rodrigo, casi no se dio cuenta de nada, no hubo agonía; el impacto se lo llevó en el acto, comprometido su cuello, sus costillas, sus pulmones y los órganos internos. ¿POR QUÉ? Por ignorancia, desidia, confusión, locura, falta de conciencia, falta de capacitación. No hubo amanecer y los que se quedaron, tienen dos misiones; que haya justicia Y NO SE REPITA.

Tenía la capacidad, juran sus amigos, de escuchar si alguno de sus autos andaba girando a alta velocidad a un radio de 500 metros por el ruido del motor y mandar enseguida el mensaje ‘’no te armo más nada’’, porque ‘’las picadas son en el autódromo’’. A las 10 de la noche no había más ruido de escapes en su taller, por respeto a los vecinos. Respetaba y se hacía respetar, trabajaba para ir a ganar, pero no criticaba colegas. En su momento el Gurí Martínez lo vio tan jovencito y crack y se lo quiso llevar: ni loco, no se movía por plata, y lejos de Gallegos, sus padres y amados diez sobrinos, nada.

Soñaba con medirse en Comodoro con el nivel de los de allí. Era referente en la zona centro y sur de Santa Cruz para las picadas. Sus amigos y familiares lo despidieron con asado y fernet, como a él le hubiese gustado, y después desarmaron el taller pieza por pieza porque así lo tenía ordenado Cokito: sabía de quién era cada cosa. Espera un hermoso Gol, de motor grande y aspirado, como legado fierro por fierro para que sus cercanos lo terminen de armar cuando recuperen las fuerzas y el ánimo porque a día de hoy, no encuentran salida ni respuestas, y el ánimo escasea.

‘’Queremos que la gente de Tránsito, que venía trabajando muy mal desde hace tiempo, entienda de que esto no se arregla cambiando sólo la cabeza y que vuelvan a hacer las mismas macanas. Hay que apegarse a un reglamento y cumplir ciertas normas. Parece que por tener un uniforme parecido al de la policía, se creen con la capacidad de hacer todo lo que quieren, lo ideal sería algo de color claro así dejan de comerse la película. Hay que tomar la patente y después se secuestra, hasta el juez lo dijo, no andar arriesgando la vida de todos. Porque hoy es de apellido Vera, pero mañana se olvidan de esto y es otro. Se decía siempre que en el turno noche estaba lo peor de Tránsito, y así quedó demostrado’’. Cada palabra en la reunión de amigos y familiares tiene peso propio, se dice desde el interior de una historia de vida.

Quién fue Rodrigo Oyarzo? Un pibe de 30 años, superdotado para los autos y los motores, ganador como pocos como lo muestra su sala de trofeos, ultra mimado por padres que lo trajeron al mundo ya doblando la cuesta de los 40, hijo de una madre que el viernes 17 de marzo tuvo que pasar el primer cumpleaños sin el asado del ‘’Gordo’’ y al cual sus hijos no se animaron a decirle feliz cumpleaños por lo trágico del tiempo que corre, a pesar de que todos en un acto de supervivencia tratan de mostrarse fuertes. Enojo, bronca, pero a estar de pie, por lo que sigue y por los viejos, para que parezca que está todo bien. Pero no está nada bien, falta una pieza fundamental, la sonrisa de los sobrinos…

A Rodrigo le traían sus Súper 8 de Chile por su atracción con los dulces, en el taller mandaba a comprar bizcochos y bifes a los asistentes que lo rodeaban con admiración para aprender algo de un tipo sabio que parecía tener 60 años de experiencia en los talleres. Las pizzas, de un solo lugar, el salamín, cortalo fino porque no lo come. No se llevaron a cualquier persona. No cabe las generales de la ley de que porque se murió era bueno y brillante. Cokito era bueno, brillante y querido.

Era un gordo bueno, lleno de memoria e inteligencia. Capaz de relacionarse con jóvenes de 16 años, en su escala y medida, o con adultos de 43 y 45 y dar las órdenes y tener la ascendencia él. Era un hijo de la ciudad, un amigo de sus amigos, un fanático de FORD, un pibe que hubiese estado disfrutando del TN desde el miércoles, mirando y aprendiendo, disfrutando y enseñando. ‘’Queremos justicia, no venganza ni revancha, no somos gente violenta ni rencorosa, pero sin justicia no hay tranquilidad, y sin reparación del daño tampoco es justicia. Nos mató un amigo, un hermano, un auto del Estado, y hoy seguimos pagando el servicio, el cajón, es una pesadilla absoluta sin poder tenerlo con nosotros. El CORTEJO FINAL, la despedida, habla de lo que fue, de lo que significó’’.

A todos los devastó. Lo sintieron sin lazos sanguíneos, sus hermanos de la vida. Su carisma le hacía abrir puertas de talleres de viejos renegados especiales ´para tratar a la gente. Es una nota difícil de hacer y una tristeza que se pueda más que palpar, tocar. ‘’No queremos que lo olviden, no vamos a sacar la mirada de esta situación, esto no va a ser en vano’’.

Nada más para agregar. Para la Justicia, posiblemente lo de Vera sea Homicidio Simple, ENTENDIENDO QUE IBAN MÁS PERSONAS EN LAS CAMIONETAS Y NINGUNO LO HIZO TOMAR CONCIENCIA. La familia quiere que cumpla hasta el último día, de dictarse condena. NECESITAN un cambio de paradigma en Tránsito que cambie la historia de las persecuciones y el maltrato para siempre. LA MEMORIA DE RODRIGO, SE LO MERECE.


Gracias por recibirnos a Lorena, Alejandro, Bruno, Martín, Marcos, Paola, Lautaro, Hugo, Julio, Araceli, y toda la familia Oyarzo.

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